
Sindicatos de EEUU tratan de mantener el control ante la amenaza de la IA

Ante la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), que promete sacudir sectores enteros de la economía, los sindicatos estadounidenses se están organizando para apoyar a los empleados, presionar a las empresas por transparencia y movilizar a los políticos.
"Como trabajadores, uno de nuestros únicos medios de presión es negarnos a trabajar", explica Aaron Novik, uno de los pilares del sindicato ALU de Amazon.
"¿Qué ocurrirá cuando eso desaparezca (debido a la IA)? Es una verdadera cuestión existencial", señala.
Desde la década de 1960, la automatización ya ha transformado la mayoría de las industrias, lo que suele traducirse en reducciones de la mano de obra.
Pero la denominada "IA física" allana el camino para el surgimiento de una nueva generación de robots inteligentes capaces de hacer todo tipo de tareas, que podrían sustituir a buena parte de los trabajadores.
Para el jefe de Anthropic, creador de Claude, un competidor de ChatGPT, en el área de servicios la IA generativa podría suponer la desaparición de la mitad de los puestos de trabajo menos cualificados. Y podría elevar entre el 10 y el 20% la tasa de paro.
"La sustitución de trabajadores y la pérdida de empleos son una preocupación importante", dice Peter Finn, del sindicato Teamsters (transporte por carretera), "pero no sólo para nuestros miembros, sino para todos".
Muchos dirigentes se han enfocado en combatir este avance por la vía legislativa, aunque enfrentan obstáculos políticos.
El gobernador de California, por ejemplo, ha vetado dos veces una ley que prohíbe a los camiones autónomos circular por carreteras abiertas, pese a la presión de los sindicatos, que tienen miles de afiliados en ese estado.
La semana pasada, su homólogo de Colorado hizo lo mismo. En otros estados, como Indiana y Maryland, se están estudiando leyes similares.
- "Perder el tren" -
Con Joe Biden como presidente (2021-2025), el departamento de Trabajo publicó en octubre pasado recomendaciones para las empresas, instándolas a informar con transparencia sobre su uso de la IA, incluir a los empleados en sus decisiones estratégicas sobre el tema y apoyar a aquellos en puestos amenazados.
Pero apenas unas horas después de su investidura tras regresar a la Casa Blanca en enero, Donald Trump anuló el decreto presidencial que sirvió de base para estas directrices.
"El mensaje es claro", dice HeeWon Brindle-Khym, del sindicato RWDSU, que representa a trabajadores del comercio mayorista y minorista. "Quieren abrirlo todo a la IA, sin las salvaguardias claramente necesarias para garantizar la protección y los derechos de los trabajadores".
Al mismo tiempo, las empresas "tienen prisa" por "miedo a perder el tren" de la IA, observa Dan Reynolds, del sindicato de telecomunicaciones y medios de comunicación CWA.
"Y muchos de los despliegues se han hecho mal. Si se hubiera consultado a nuestros miembros, podrían haber advertido de que estas herramientas no iban a funcionar", dice.
En noviembre de 2023, el sindicato CWA publicó un informe en línea repleto de consejos para sus afiliados, entre ellos la inclusión de la IA en todas las negociaciones colectivas. Actualmente, el sindicato está elaborando paquetes educativos para sus afiliados.
Algunos sindicatos han conseguido que se incluyan protecciones contra la IA en los convenios con sus empresas, como el grupo de medios de comunicación Ziff Davis (dueño del sitio web Mashable) o el editor de videojuegos ZeniMax Studios, filial de Microsoft.
Los dos éxitos más notables en esta batalla los han conseguido dos poderosos sindicatos: los estibadores (ILA), con una moratoria a la automatización total de ciertas operaciones portuarias, y los actores de Hollywood (SAG-AFTRA), que tienen garantizado que se les consulte y remunere por cualquier doble creado con IA.
Pero estos dos ejemplos son excepciones.
En la mayoría de los casos, "el movimiento sindical en Estados Unidos no tiene poder de negociación sectorial", señala Brindle-Khym. Hay que pasar por cada empresa, un proceso "largo y lento", dice.
"En general, los trabajadores no intentan detener la marcha de la tecnología", opina Virginia Doellgast, profesora de la Universidad de Cornell y especialista en relaciones laborales.
"Sólo quieren tener algún control", sostiene.
O.Gauthier--SMC